El Derecho a la Identidad es una construcción de sentido estrictamente personal. Se enmarca dentro de una sociedad en el que opera la pluralidad y el respeto a la diversidad.
Cabe describir el proceso dado en todos los aparatos ideológicos del Estado donde durante años, no solo se las rechazaba, sino que se las reprimía y se las condenaba. Los tristemente célebres Códigos de Convivencia, Edictos Policiales, las detenciones por averiguación de antecedentes y la imposibilidad de votar por tener un DNI que no correspondían con su identidad eran parte de un Estado que reprimía la diversidad.
Cuando desde el Estado se reprime a una persona por su condición sexual, es el primer mensaje de permisibilidad discriminatoria que luego es imitada por las demás personas en los distintos ámbitos laborales, educativos y en el sistema de salud y de vivienda. Queda en evidencia que es el propio Estado quién expulsa a las transexuales y transgénero. Esta exclusión como ciudadanas deriva en una exclusión social y posteriormente económica destinándolas a la prostitución como única vía de supervivencia.
Al igual que la Ley de Matrimonio Igualitario lo que esta en discusión es el destierro de la discriminación, por ser diferentes, en nuestras conciencias.
Queda ahora el paso de concientizarnos en que la Sociedad la conformamos en diversidad. El acceso a la ciudadanía nos garantiza la posibilidad de una vida digna. La posibilidad de una real movilidad social.
La Ley de Identidad de Género quiebra estereotipos. Nos deja la posibilidad de elegir, de ser lo que decidimos ser. Nos da derechos, nos da inclusión, nos da igualdad… Entonces vamos bien.
JUVENTUD RADICAL NACIONAL
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