Aquel cinco de Abril...

Evocación histórica

Aquel cinco de Abril...

Escribe: Pedro J. Azcoiti [*]

Corren los primeros meses de 1931, un nefasto para el país, seis de Septiembre de 1930 se había derrocado al gobierno de Hipólito Yrigoyen -mayoritariamente elegido dos años atrás- mediante un golpe acertadamente calificado con “olor a petróleo”.

Los conservadores vernáculos y los intereses internacionales por medio de sus representantes nativos gobernaban a su arbitrio al país.

Nada se oponía a sus designios, a nadie rendían cuenta de sus negocios y especulaciones.

Los opositores fueron cesanteados, perseguidos y encarcelados, ya sean anónimos argentinos o prestigiosos funcionarios, como por ejemplo el General Mosconi, quien se encontraba al frente de YPF.

Pero concientes de su origen espúreo, pretenden buscar en las urnas su legitimidad, convocando a elecciones en Buenos Aires los primeros días de Abril y más tarde en Corrientes, Santa Fe y Córdoba.

Su planteo es fácil, preso Yrigoyen, desecho el radicalismo, sus dirigentes principales perseguidos o exiliados, nadie podría oponérseles; más aún cuando controlaban las comunas, las comisarías y los juzgados, resortes electorales de esos tiempos.

El radicalismo acepta el desafío. La labor no será fácil, veinte días antes del comicio se constituye el Comité de la Provincia bajo la presidencia de Juan O´Farrel, se nombran delegados al Comité Nacional y la Convención por 98 sobre 101 delegados elige al antiguo canciller de Yrigoyen, Don Honorio Pueyrredón, candidato a gobernador, para acompañarlo designan al Dr. Noel, pero ante su negativa se designa al Dr. Mario Guido.

En pocos días se reúne dinero, se reabren comités, se programan giras. Por primera vez concurriría a elecciones sin la presencia de sus dirigentes máximos y abrumados por la coacción oficial.

A simple vista nada hacía peligrar el triunfo de la fórmula conservadora encabezada por Antonio Santamarina. Más para el pueblo –ese gran ignorado por el gobierno de facto- las cosas no resultaban nada fáciles.

Se extendía la miseria, la desocupación era cada vez mayor, cesantías masivas, represiones obreras, generaban en el pueblo un sentimiento silencioso de repulsa.

Esto fue comprendido por Pueyrredón quien puso como condición para encabezar el binomio radical que este no fuera un episodio electoral más, sino la iniciación de una lucha abierta en todo el país a la dictadura septembrina.

Mientras Uriburu anticipaba los festejos de su supuesta gran maniobra par terminar con el radicalismo, un hombre en la soledad de su confinamiento en Martín García, creía firmemente en el triunfo de la causa que él había llevado al gobierno.

“Partido por partido –son ciento veinte- pronostica los votos que tendrán los conservadores y los radicales, [dice Manuel Gálvez en su biografía de Yrigoyen] acierta con precisión matemática. Si se equivoca es a lo sumo en cincuenta votos”. “ La UCR triunfará por 30.000 votos asegura, y triunfa por 31.000”.

Y el esperado cinco de Abril, el pueblo volcado masivamente a las urnas expresó a través de su mejor arma –el sufragio- su rechazo a los sueños corporativistas de Uriburu.

Bien se ha dicho que ese día hubo votos comprados pero no votos vendidos.

Más allá de los estadísticos 216.795 votos radicales contra los 185.682 conservadores, el pueblo de “las chacras y comunas bonaerenses” al decir de Ricardo Rojas, marcaba su vocación irremplazable de ser protagonista de su propia historia.

El resto de la historia es conocida. El gobierno, despojándose de su supuesta vocación democrática, anula los comicios iniciando una era donde el fraude se hace inevitable, signado por la violencia y por la degradación de los usos políticos, los negociados y la corrupción están a la orden del día.

Bien fueron llamados esos tristes años como la “década infame”.

En esto, en sus consecuencias radica la importancia de aquella jornada del cinco de Abril.

Fue la elección que precedió al fraude, fue la apertura de una etapa de desencuentros y frustraciones que llevaría décadas superar.

Que el recuerdo de esta fecha sirva de aliento a quienes en momentos difíciles ven decaer su fe en la democracia y el protagonismo del pueblo.

Que esta fecha sirva como advertencia a quien aún hoy puedan abrigar ambiciones de aventuras hegemónicas y elitistas.

Esta es la gran lección de aquella jornada cívica, Por ello nuestra recordación en esta fecha.-

[*] Vicepresidente Primero Bloque Diputados Nacionales UCR

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