En la ciudad de Vera, Provincia de Santa Fe, la irracionalidad, la intolerancia y la prepotencia se llevaron la vida del Intendente Raúl Seco Encina, por cuatro veces electo Jefe comunal.
Las balas asesinas de su ex adversario en la última elección, Héctor Tregnaghi, candidato del PJ, terminaron con la vida de un correligionario cabal, padre de familia y dirigente honesto.
Seco Encina, en uso de sus atribuciones, había clausurado hace unos meses un hipódromo -propiedad de su asesino-, y éste lo asesinó a quemarropa, buscando una venganza inexplicable.
Es posible que los medios de comunicación nacionales se ocupen poco de la muerte de Seco Encina; pero los radicales tenemos la obligación moral de hacer saber al pueblo cómo incide el juego en la política y las consecuencias que trae.
Recientemente se hizo pública la recomendación que el entonces presidente Kirchner le hizo al gobernador Felipe Solá, al advertirle que meterse con el juego “es peligroso”.
Esa velada amenaza la vemos hoy convertida en un hecho abominable.
Los radicales defendemos la vida, el estado de derecho, el equilibrio de poderes y somos respetuosos de los pronunciamientos populares en los actos eleccionarios. Tregnaghi, acostumbrado a la patota y al avasallamiento de la ley, pretendió hacer 'justicia' por mano propia.
Los radicales estamos de luto, los santafesinos están de luto, los argentinos estamos de luto y la democracia está de luto.
Que quienes como Kirchner cobijan a personajes comoTregnaghi, y muchos otros que trafican en torno al juego y demás lacras sociales, se hagan cargo.
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