Aniversario de la Reforma del ´18

“Los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan”

Hoy 15 de Junio se cumplen 92 años de la Reforma Universitaria iniciada en la Universidad Nacional de Córdoba y extendida posteriormente a las demás Universidades de Argentina y al resto de América Latina.

Esta Reforma tuvo como marco un tiempo convulsionado para la política argentina, el llamado “régimen” conservador se veía obligado a ceder ante las presiones ejercidas por el radicalismo, un ejemplo de esto, en 1912 se logra el voto secreto, obligatorio y universal.

La soberanía popular estaba por primera vez en manos de la sociedad y fue ésta quien se encargo de ejercerla, la llegada de la U.C.R con Hipólito Yrigoyen, trajo aires renovadores al sistema político, donde existió un ejercicio libre de los derechos civiles, políticos y sociales.

La universidad había dejado de cumplir su rol fundamental, el de formar jóvenes que llevaran a cabo el ideal más noble, el de hacer realidad una sociedad mas justa e igualitaria.

Fue por eso que los estudiantes cordobeses no podían estar exentos de los cambios que se venían suscitando en la vida pública del país iniciados por la U.C.R. La Argentina ya no era una democracia formal, ahora también era material, desde un primer momento Yrigoyen supo acompañar los reclamos de los universitarios.

Si bien los reclamos y focos de violencia se iniciaron en Córdoba, rápidamente el resto de las universidades del país se solidarizaron con los reclamos. Se funda la Federación Universitaria Argentina (FUA) órgano máximo de representación estudiantil, y nacen los principios fundamentales que aún se mantienen (extensión universitaria, libertad de cátedras, autonomía, cogobierno, ingreso irrestricto, entre otros). Los sucesos de Córdoba significaron la primera gran movilización estudiantil, donde distintas corrientes filosóficas y políticas confluyeron, hermanadas por una causa común: luchar contra lo que ellos denominaron “monárquica clerical y monástica” que atacaba al sistema educativo viejo (dirá el historiador J. L. Romero). ”Los jóvenes reformistas que se insubordinaban contra sus maestros, se levantaban, en rigor, contra la generación de sus padres, contra el estilo de vida que se les ofrecía impuesto por la tradición, contra el ambiente que predominaba en el país, y que parecía cortar posibilidades futuras. Todos coincidían en la incapacidad de los profesores, su insolvencia intelectual, su tendencia dogmática, su indiferencia frente a los problemas nuevos de la vida y de la cultura.”

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